octubre 18, 2025

Stasi digital tropical

Análisis de la participación de sectores de la base social del chavismo en el Consejo para la Ciberseguridad de la Nación

La reciente inclusión de sectores de la base social del chavismo en el Consejo para la Ciberseguridad de la Nación plantea interrogantes sobre la dinámica del poder y la vigilancia en Venezuela. Este nuevo desarrollo se deja ver como la intención de consolidar el control estatal, de las opiniones de los ciudadanos de sectores populares venezolanos, utilizando herramientas tecnológicas para asegurar la lealtad y supervisar a la población.

Un antecedente relevante y reciente es la manipulación de la aplicación conocida como VENAPP, diseñada inicialmente para reportar fallas en los servicios públicos. Luego de los acontecimientos del 28 de julio, esta herramienta se transformó en una plataforma para delatar a ciudadanos opositores, evidenciando un uso dual de la tecnología que va más allá de su propósito original. La app, que prometía mejorar la eficiencia en la gestión de servicios, se convirtió en un instrumento de represión.

Este fenómeno no es exclusivo de Venezuela. Regímenes autoritarios alrededor del mundo han empleado tácticas similares, adaptando tecnologías de inteligencia social para controlar a su población. Un ejemplo notable es el uso de aplicaciones de mensajería en China, que son monitoreadas y filtradas por el gobierno para identificar disidentes. La combinación de telefonía móvil y análisis de datos se ha vuelto un método efectivo para reprimir la libertad de expresión y asociación.

La vigilancia masiva también se ha evidenciado en el caso de Rusia, donde el gobierno ha implementado sistemas que permiten el seguimiento de actividades en línea, así como la identificación de usuarios en función de su actividad digital. Estas prácticas crean un ambiente de temor que disuade la oposición y refuerza el control del estado sobre la sociedad civil.

La delación es una comunicación anónima y nosotros todo lo hacemos abiertamente”, arguyó Yekaterina Mizúlina, jefa de la liga para un internet seguro, quien ha denunciado a decenas de blogueros y artistas rusos.

Mizúlina, hija de una alta funcionaria cercana al Kremlin, labró su fama de delatora al perseguir furiosamente a aquellos internautas que desprestigian ‘la operación militar especial’ en Ucrania

En Venezuela, la participación de la base social del chavismo en la ciberseguridad subraya una estrategia que refuerza la lealtad al partido, haciéndolos no solo observadores, sino participantes activos en la represión de cualquier disidencia. Este patrón profundiza desconfianza en las comunidades, donde los vecinos se convierten en informantes, alimentando un clima de paranoia que favorece el control estatal.

Comparando estas experiencias con otras naciones, es evidente que la vigilancia tecnológica se ha convertido en una herramienta fundamental para la perpetuación de regímenes autoritarios, es decir los tipos malos también aprenden. En todas estas regiones, la intersección de tecnología y política presenta un reto significativo para la sociedad civil y las libertades democráticas. La experiencia venezolana, en particular, resalta la capacidad del gobierno para transformar iniciativas inicialmente benéficas en mecanismos de control social, haciendo un llamado a la comunidad internacional para que preste atención a estos desarrollos.

 Este análisis no solo debe servir como un alerta sobre las prácticas en Venezuela, sino también como un recordatorio de que la ciberseguridad no siempre está vinculada a la protección, sino que puede ser un vehículo para la represión.